Caminaron uno al lado del otro como todos los días
Como todos los días chapotearon en el barro de la población
El sempiterno chubasco del sur de chile
Poco a poco humedeció sus calcetines de poliéster.
Libres, se fueron hacia el horizonte
Nunca volvieron la vista atrás para ver si venía un automóvil
Porque allá adonde ellos van
Los automóviles no van
Porque allá adonde ellos van
La ciudad aún se resiste a llegar
Allá sólo hay almacenes pequeños
De esos que hace tiempo
Fueron extirpados del centro de las ciudades más o menos grandes
En uno de esos almacenes compraron dos cigarros sueltos y siguieron adelante.
Prensada paraguaya fumaron sentados a un costado de la línea férrea
Miraban el río a sus pies
Reían a ratos de los silencios que suelen apoderarse del aire
Cuando dos que se aman intentan ocultarlo mutuamente.
Al cabo de un rato se besaron en los labios
Entre la línea del tren, el río y los matorrales
La ciudad se metió en sus bocas,
El mundo se olvidó de ellos.
(Domingo Retamal H.)
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